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Personas Hondureñas: Meet Juana Pastora Montes, Vila Soleada Hostel Head Cook

Meet Juana Pastora Montes, Vila Soleada Hostel Head Cook

 

“I was born in Las Rosas, Yoro. I met my husband when I was 18. Together, we had 6 children although one passed away a couple months ago. Because we needed to feed our children, my husband came towards the coast. He earned 10 lempiras a day working as a miller and mason. He brought 60 lempiras a week from El Progreso to Yoro. Then, he brought all of us here. We went all around. We were in La Lima, Campos, Aqua Blanca… the north and south of La Nuñez. Then, we ended up in Siete de Abril where we received the blessing of this organization.

Shin saw the situation we lived in. Cardboard-walled houses with nylon and old tin sheets. He asked if we had the rights to the land and we didn’t. We paid 20 lempiras per week to supposedly receive the land titles, but to this day there are no titles. He wanted to help us with our situation; however, we couldn’t build there. We asked around where we could buy land. Then, we told him about here (Villa Soleada). I worked for the landowner where I cut leaves for the Madriago trees for the cows to eat. He paid me per sack. 5 sacks for 5 lempiras. After fixing the land, we started to build. Many didn’t want to come because they wanted to get paid for building the houses. My family made a great effort to have what we have now. I have not left working in this kitchen since the day I have arrived. I have the title for the land. We own these houses. This is a great blessing for everyone. I never thought I would have a house of my own, made of concrete.”

“Yo nací en Las Rosas, Yoro. Conocí a mi marido con 18 años y tuvimos 6 hijos, aunque uno falleció hace un par de meses. Debido a las necesidades de uno por querer darle de comer a sus hijos mi marido se vino para acá, para la costa. Mi marido ganaba 10 lempiras al día trabajando ordeñando y de albañil, 60 lempiras a la semana que él me traía de aquí El Progreso a Yoro. Luego él estuvo buscando y ya nos trajo a todos para aquí, estuvimos en Lima, en los Campos, Agua Blanca sur, norte, la Nuñez… y ya de ahí acabamos en la Siete de Abril y allí nos llegó la bendición de esta organización.

Shin miró como vivíamos en casitas forradas de carton, laminas de zinc viejo, nailon… nos preguntó que si había papeles en esas tierras, y le dijimos que no, pagábamos 20 pesos semanal para supuestamente que nos dieran papeles pero hasta el sol de hoy no hay papeles allí. Él nos quería ayudar a mejorar nuestra situación con las casa pero no se podía construir allí sin papeles asique allí anduvieron hombre y mujeres buscando y preguntando dónde se podría construir legalmente y le hablamos de este sitio, yo viví cerca de esta zona y la conocía por eso. Trabajé para el dueño de toda esta tierra, yo le cortaba hojas a los Madriagos para que comieran las vacas y el me pagaba por sacos; 5 sacos 5 lempiras me pagaba. Esto estaba todo como abandonado porque el hombre no aseaba y la gente salía con lodo hasta los ojos, tuvimos que arreglarlo y ya luego empezamos a construir. Muchos no quisieron venir porque querían cobrar por construir las casas, mi familia mucho aguantó para poder tener lo que tenemos ahora. Yo desde que llegué hasta el sol de hoy no he salido de esta cocina. Pero aquí tenemos papeles y seguridad; y somos dueños de estas casas. Esto es una bendición para todos. Yo nunca pensé que tendría una casa mía de material.”

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