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Meet Yalena Sierra, Director of the Children’s Home

Meet Yalena Sierra, Director of the Children’s Home

 

Comencé a estudiar ingeniería de sistemas y con la primera clase de programación me dije “que estoy haciendo aquí?!” no encajaba. Empecé psicología y a trabajar en Proniño, ahí descubrí mi vocación al servicio. Trabajé allí casi 5 años mientras estudiaba en la universidad. Fue un sacrificio hacer todos esos esfuerzos a la vez pero es que me enamoró mi trabajo. Poco después conocí a Shin, que llegó como voluntario para estar allí ayudando a la vez que en Copprome. 

Cuando Shin ya tenía la organización y ya estaba construido el Hogar de niños y me invitó a dar una capacitación a los empleados que estaban en ese momento. Más adelante Shin me propuso unirme al Hogar, y quise darle una oportunidad. Dejé mi trabajo de psicóloga en una escuela y me dediqué al hogar únicamente a partir de la apertura del Hogar de las niñas en 2013.

En mi día a día soy como la mamá de todos los niños. Estoy siempre pendiente, no importa la hora que sea ni el día, tengo que llevar también la parte administrativa, asegurar que todas las madres tengan los alimentos necesarios en cada casa, llevar el control de cada uno de los grupos y que todos lo niños estudien, porque esa es la misión, todos tienen que tener una educación. Cuando están de vacaciones, hay que estar más pendientes, programar actividades para que estén entretenidos. Tengo que decir que últimamente estoy quedando sorprendida que los grupos están comportándose cada vez mejor. La mayoría ya están terminando su proceso de adaptación y ya se sienten en casa, se toleran más entre ellos, destruyen menos…

Lo que más me gusta de mi trabajo es ayudarlos. Verlos crecer, es un reto el ver que vamos para adelante, en la vida de cada uno de los niños y que el hogar no se mantiene estancado sino que seguimos mejorando para que ellos estén mejor. 

Mi hijo mayor ahora está en la escuela bilingüe de Villa Soleada y mi marido en Train for Change, pero aunque sea en proyectos diferentes, me siento muy orgullosa de poner nuestro granito de arena y que lo hagamos juntos, en esta organización que ha sido espectacular haberla conocido.

Y de pensar en el futuro… pues llevo ya 7 años con SHH, y el trabajo no para. Es como un río que nunca se detiene, entonces cada día hay un reto, no es aburrido, no es monótono. Es cierto que ahora, aparte de los 22 niños del hogar, tengo dos hijos, y ha llegado un punto donde si me he sentido con más cansancio, pero en cuanto me tomo un par de días, o cada vez que resolvemos un reto, un niño mejora a cualquier nivel, te carga las pilas de energía y ilusión. Y esta es mi historia.

 

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I began studying systems engineering and when I got to my first programming class I said to myself “what am I doing here?!” I felt like I didn’t fit there. I started studying psychology and I began working at Proniño, another Children’s Home, and from there I discovered my calling to serve others. I worked at Proniño for about 5 years while I was studying at the university. It was a sacrifice to do all of that work at the same time but I did it because I fell in love with my work. A little later I met Shin, who was a volunteer helping here and there with Copprome, another Children’s Home. 

Shin had started the organization and they were already building the Children’s Home and he invited me to give a training to the employees that were there at the time. Later, Shin proposed that I become a part of the staff at the Home, and I wanted to give it a chance. I left my psychology job in a school I was at and I told Shin I wanted to work full time as soon as the Girl’s Home opened in 2013. 

Day to day I am like a mom to all of the kids. I am always ready to help, no matter the time or the day. I also have to do administrative work too, making sure that all of the moms have the things they need for each house, take control of each group and make sure the kids study, because that is the mission, they all have to have an education. When the kids are on vacation, I have to be more available, we have to plan activities so that they are entertained. I have to say that I am surprised because each group is behaving better and better. The majority of the kids have already adapted to the home and they feel like they are at home, they tolerate each other better, they destroy less things.. 

The thing I like most about my job is helping the kids. Watching them grow up is proof that we are moving forward, in the life of each of the kids and that the Children’s Home isn’t stagnant and that we are continuing to improve so that the kids can get better. 

My oldest son is now at the Villa Soleada Bilingual School and my husband works for Train for Change, but even though we are all in different projects, I feel very proud that we are all leaving a grain of sand and that we are all doing it together, in this organization that I feel lucky to be able to work with.

Thinking about the future, well I have been with SHH for 7 years, and the work doesn’t stop. It’s like a river that never stops, so every day we face challenges, it is never boring, it’s not tedious. It is true that now, apart from the 22 kids at the Home, I have two kids of my own and I have gotten to the point where I have felt so exhausted, but as soon as I take a couple days, or when we resolve a challenge, or when a kid gets better in any level, it recharges my enthusiasm and my energy! And that is my story.